El documental de los alemanes Claus Wischmann y Martin Baer compite en la sección oficial por el premio al mejor largometraje
Doscientos músicos de orquesta tocan Carmina Burana de Orff en total oscuridad. Un apagón ha afectado el distrito Ngiri Ngiri de Kinshasha, sólo unos cuantos compases antes de la última sección de la obra. Las centrales y redes eléctricas de la capital de la República Democrática del Congo son insuficientes para suministrar de electricidad a los ocho millones de habitantes de lo que es la tercera ciudad más grande de África. Una vez más, las luces se han apagado en la Salle des fêtes, un tipo de garaje abierto donde practica la orquesta. Sin embargo, para los músicos este no es motivo para dejar de ensayar. La mayoría de ellos se saben la música de memoria. Como hacen el resto de los habitantes del país, las dificultades se compensan con el talento y la capacidad de improvisación.
Kinshasha Simphony, el documental de los alemanes Claus Wischmann y Martin Baer, se presenta mañana en MiradasDoc, a las 20.00 en el Auditorio de Guía de Isora. Wischmann y Baer combinan en esta película sus dos pasiones: la música, para el caso de tienen una trayectoria reconocida en su país. Mientras la pasión del primero es la música, la del segundo es África.
La mayoría de los integrantes de la singular orquesta que se retrata en el documental son músicos aficionados, que viven de otras actividades, porque la música no les da para mantenerse. Estudian en los ensayos bajo la dirección de un piloto comercial que se dedicó a la música al perder su trabajo en una línea aérea, fabrican y reparan sus instrumentos de forma artesanal y la autogestión y la imaginación son sus recursos para resolver las múltiples dificultades que enfrentan.
Reconocer los avatares de su vida cotidiana permite formarse una idea de las condiciones en las que vive la mayoría de la población de su país, donde cerca de diez millones de personas viven en condiciones de extrema pobreza, y conocer también cómo se superan las dificultades con determinación e imaginación.
Kinshaha Simphony participa en la sección oficial de MiradasDoc, en el concurso de internacional de largometraje, donde compite con otras once películas: tres producciones españolas: Cuchillo de Palo (93’), de Renate Costa, El problema. Testimonio del pueblo saharaui (82’), de los catalanes Jordi Ferrer y Pablo Vidal y Un tren a Pampa Blanca (79’), coproducción hispano-argentina dirigida por Rodolfo Pochat, la película australiana Contact (78’), de Bentley Dean y Martin Butler, De Regenmakers (73’), producción holandesa dirigida por Floris-Jan van Luyn, De ollas y sueños (75’), de Ernesto Cabellos (coproducción Perú-Brasil), Ceux de la Colline (72’), de Berni Goldblat (Burkina Faso- Francia- Suiza), Víctor (49’), de Cécile Verstraeten y Alice Verstraeten, Lumea vazuta de Ion B (61’), del rumano Alexander Nanau, Addicted in Afghanistan (78’), de Jawed Taiman (coproducción Reino Unido-Afganistán-Holanda) y La Isla – Archive einer Tragödie (85’), de Uli Stelzner (Alemania-Guatemala).