El vicepresidente y consejero del Área de Dependencia del Cabildo de Tenerife, Aurelio Abreu, participa en el intercambio entre creadores y espectadores
La sección de proyecciones especiales de MiradasDoc incluye un apartado dedicado al documental y la dependencia, que ofrece a las 18.30 de este miércoles, en la sala 2 del Auditorio de Guía de Isora, una charla con los directores de dos de los documentales que concursan en el festival, Juan Ignacio Fernández Hoppe y Otto Roca. La actividad es una iniciativa conjunta entre MiradasDoc y el Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria (IASS), del Cabildo de Tenerife. Al intercambio entre el público y los creadores se suma la presencia de Aurelio Abreu, vicepresidente del Cabildo y consejero insular del Área de Bienestar, Sanidad y Dependencia.
Con anteriodad a este encuentro, a las 17.00 horas, comienza la proyección de Las flores de mi familia (75´ / 2012 / Uruguay), con el que el uruguayo Fernández Hoppe opta al concurso de mejor largometraje internacional. Este trabajo recoge la tensa relación entre su abuela, Nivia, de 90 años, y su madre, Alicia, que conviven durante años hasta que aparece un hombre en la vida de la hija. El contacto entre madre e hija se convierte en una puja sentimental. La anciana rechaza la relación y acusa a Alicia de querer abandonarla.
Fernández Hoppe asegura que él nunca se planteó hacer esta película, que, sin embargo, se comenzó a gestar cuando aún estudiaba cine y un amigo le prestó una cámara de vídeo. «Yo iba tomando imágenes desde mi cuarto hasta el balcón de casa. Ni bien pisé el balcón, mi abuela entró en el cuadro, como salida de la nada, luego miró a la cámara y me dijo: ‘Esto tendrías que filmar, Ignacio: las flores. Mira los colores que lindos son'», recordó. Después de este instante, que da título a la obra, ya todo lo que vino fue «una tragicomedia familiar» y «mi intento por cumplir aquel mandato de mi abuela».
El documental recoge el conflicto cuando la anciana contaba con 90 años -hoy tiene 95 y las cosa han cambiado-, aún era ágil mental y físicamente y podía valerse por sí misma, pero era impensable que viviera sin su familia. Ella no admitía ir a una residencia y se negaba a la relación de su hija. La separación era inevitable y es la hija acabó abandonando la vivienda.
Como indica la sinopsis de la película, Fernández Hoppe «logra captar de un modo casi invisible, más propio de ficción, el dolor inevitable de la separación, envuelto, sin embargo, en un jardín donde las flores nunca se marchitan…».
El cineasta uruguayo, que se mostró muy satisfecho de que su película haya sido seleccionada para participar en la sección oficial de MiradasDoc, dijo estar sorprendido por la calidad y calidez que ofrece el festival de Guía de Isora. «Es un festival pequeño que ofrece mucho más que esos grandes festivales donde muchas veces te pierdes. Aquí, por el ambiente, es todo familiar pero sin restar un ápice a la calidad», dijo.
Tras el intercambio con el público, a las 19.00 horas, se proyectará Piedad (71´ / 2011 / España), la obra con la que Otto Roca aspira a lograr el premio a la mejor ópera prima. Este es el primer trabajo documental del fotógrafo gallego, cuya labor profesional se ha desarrollado hasta ahora más cerca del fotoperiodismo. «Piedad es lo más importante de esta película», aseguró, al explicar que la amistad con el hijo de la protagonista lo llevó a descubrir el doble desarraigo de la mujer, que acostumbrada a vivir en su pequeño pueblo gallego-leonés, Leiroso, debe irse a la casa de su hijo en Coruña cuando su enfermedad, el mal de Alzheimer, avanza.
«La esencia de este trabajo nace de los doce días que yo compartí con ella en su pueblo en 2009; Piedad había sido la última habitante de Leiroso y allí vivió durante muchos años con su marido e hijos, hasta que la emigración de unos y la muerte de otros la obligaron a la soledad», relata Roca. Durante esta estancia en el pueblo, fragua la historia de Piedad, que recoge el éxodo rural y la lucha entre el olvido y el recuerdo de una mujer muy apegada su tierra.
El trabajo fue primero un ensayo fotográfico documental, que se convirtió en Doce noites con Piedad. «Nunca pensé que este trabajo se acabaría convirtiendo en un documental y, pasado el tiempo cuando realizaba un curso de documentalista, uno de mis profesores, Marcos Nines, se interesó por él y me aseguró que, si tenía más cosas filmadas, él veía un buen material para un documental», detalló Roca. Este profesor le buscó financiación y la logró el apoyo del Gobierno gallego. Así, con el material prácticamente filmado y mientras el Alzheimer iba borrando los recuerdos de Piedad, se construyó este documental.
Otto Roca aseguró que ser seleccionado por MiradasDoc fue toda una sorpresa y que aún hoy no puede creerse que esté participando en el concurso con esta película, donde «lo más importante es ella, Piedad, que ya ni siquiera añora su pueblo, ni lo reconoce, y que también ha olvidado a las personas».