El público agradece el regreso del Festival a Puerto de la Cruz con entusiasmo y complicidad
Kif y Kif, las hermanas gemelas, son de Canadá, su nombre es otro, pero este es el que le están dando a su compañía y a su espectáculo; Murmuyo y Metrayeta tampoco nacieron en Chile con estos nombres estrafalarios, pero sí como dúo de clowns. Las hermanas Kif Kif hacen reír con su humor absurdo y delicado en la plaza de Europa mientras el dúo chileno arranca carcajadas en el Espacio Muelle de Puerto de la Cruz.
Mueca alcanza así su ecuador cuando el sol estalla sobre las cabezas desprotegidas de un público anhelante y cómplice. Pero nadie se va de su sitio, nadie grita cuando no es el momento. Un silencio que no se escucha ni en las salas de cine de arte y ensayo espera expectante las ocurrencias de las jóvenes maestras del performance urbano, las canadienses Lèpine, hermanas gemelas que explotan hábilmente su compenetración y su parecido.
En el Espacio Muelle, el coche en el que los chilenos han entrado a la zona habilitada para su actuación anuncia que la sorpresa y el absurdo laten en el alma de FisuraDos, el espectáculo que traen al Festival Internacional de Arte en la Calle. Frente a ellos, en el Espacio Aduana Circodedos representa El método Kraftovsky: música, espectáculos aéreos, ternura y risas… el arte renace y se reiventa cada día cuando vuelve a representarse en la calle. Como se renueva y se recupera Mueca, gracias a la movilización de todos.
Poesía y surrealismo son casi lo mismo de manos de Los Excéntricos, un trío que llegó a Mueca en sus orígenes. Son unos veteranos, el alma del circo guía a estos músicos, malabaristas, equilibristas, artistas que se multiplican al juntarse en Música maestro: Marceline, Sylvestre y Zaza.
El resultado final depende del público, aseguran las canadienses, todo depende de las referencias culturales y la experiencia de vida. Hay algo que es universal, de todas formas: la timidez, el amor, algunos gestos. Que le pregunten a Adrià, de la compañía Pakipaya, que intenta en vano conseguir la complicidad de una chica sacada del público al azar para colaborar en su espectáculo Shake, shake, shake. Su timidez no la conmueve ni el romanticismo de las canciones de Nino Bravo, que resuenan en la calle.
En los puntos de información se repite que Brincadeira volverá a traer su percusión al Espacio Nicko, fuera de programa, a petición del público: la intervención de la mañana fue tan extraordinaria que se regó como la pólvora la solicitud de volver a verlos. Mientras, algunos combaten la ola de calor con un chapuzón en el muelle. Así es Mueca, así es el Festival de Arte en la Calle que la ciudadanía, empresas e instituciones han recuperado para alegría de todos. Alegría del público y de los creadores.
“La cultura –sentenció Arístides Moreno en su actuación de la noche inaugural- es medicina social”. Mueca es un ejemplo.Tras dos años de suspensión, Mueca regresó a Puerto de la Cruz este fin de semana con la intención de quedarse, reafirmadas ahora sus bases con un sostén poderoso: el de una red social combinada con instituciones y empresas que saben que con el esfuerzo conjunto pueden mantener la vida cultural, la vida económica, la vida, en fin, de su ciudad.
Este domingo, la undécima edición de Mueca clausura con dos actuaciones internacionales: Pakipaya y The Kif Kif Sisters repiten actuación (12 y 13 horas, respectivamente), mientras en paralelo Mueca sigue discurriendo entre exposiciones fotográficas, actividades de gastronomía creativa, actuaciones para toda la familia y música.
La próxima semana, cuando todo esté recogido, responsables de Festivales como Mueca se reúnen en Puerto de la Cruz para reflexionar sobre su trabajo y cómo estrechar vínculos más allá del Atlántico. Será en el primer Foro Transoceánico de Festivales y Trabajo Artístico de Calle, organizado por el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz y CLAP, Red Oceánica de Festivales y Trabajo Artístico de Calle, con la colaboración del propio Mueca y de IberEscena.