El hidrógeno pugna por convertirse en energía principal mientras se multiplican las orientaciones para estimular el consumo responsable
La cafetera reposa sobre una parrilla estrecha y alargada que atraviesa el diámetro de una especie de antena parabólica plateada. Eso es lo que parece. Nadie considerablemente despistado se ha dejado olvidado el artefacto doméstico. En el muelle de Puerto de la Cruz, en las afueras de la Casa de la Aduana, lo que está ocurriendo este domingo no es fruto de la casualidad ni del despiste. Las actividades paralelas programadas en el Festival Internacional de Cine Ecológico y de la Naturaleza de Canarias ha traído hasta aquí a una de las monitoras de la Agencia Insular de Energía de Tenerife (AIET), que explica a los asistentes cómo funciona la energía solar y algunas de sus aplicaciones más caseras. La joven lo expresa de una forma que quizás sólo el cine pueda emular: «el sol hace el café con amor». Una declaración tan expresiva hace recordar lo que ayer afirmaba una entusiasmada ciudadana de Puerto de la Cruz en el montaje proyectado durante la obertura del Festival: «el planeta necesita un festival como éste». El planeta y la gente, porque en la mesa al lado, otra monitora explica al público procedimientos sencillos para ahorrar energía y reducir la factura al eliminar el consumo innecesario. Algo tan sencillo como usar regletas con interruptor.
Las consignas se suceden en cascada: cerrar el grifo mientras se lavan los dientes, sustituir los baños por las duchas, reciclar, caminar, apagar, bajar… el consumo, cambiar las conductas para participar responsablemente en la disminución del deterioro que produce el cambio climático. A estas instrucciones más sencillas suceden otras más complejas y rotundas: el recurso al hidrógeno como fuente energética, que, de nuevo, una vez demostradas sus ventajas, necesita de una ciudadanía consciente para que su uso se extienda.
Ivonne y Ruth toman nota de la información que ofrecen las monitoras de la AIET a toda prisa vestidas con las camisetas ilustradas con el motivo diseñado por Amelia Pisaca para el cartel de esta XIV edición. La camisa las identifica como voluntarias que realizan labores de apoyo en la organización. Cogen recortes de lo que se dice en los talleres porque ellas además son estudiantes-trabajadoras de la Escuela Taller de La Vera, dedicada a la participación ciudadana y la educación ambiental.
La Escuela Taller también tiene su espacio en la zona del muelle, junto a Greeenpeace y Cruz Roja, que suman sus esfuerzos a los talleres de concienciación ambiental. En otra de las mesas, Raquel Moreno enseña a varias mujeres jóvenes cómo recuperar la técnica tradicional del ganchillo para elaborar productos nuevos con materiales de reciclado: bolsas de plástico, cintas de cassette, medias estropeadas… Así la tradición se reinterpreta, se recuperan los procedimientos artesanales y se le saca partido a los restos condenados a atiborrar un contenedor de residuos. El taller de Raquel, En tu punto, acaba de empezar hoy y continuará toda la semana en la Casa de la Juventud, de siete a nueve de la noche.