Hospitales, centros de salud y grupos de apoyo son esenciales para respaldar a las madres lactantes
Las mujeres gestantes deciden si darán el pecho a sus hijos durante el embarazo. A las que han decidido hacerlo y a las que expresan dudas al respecto debe dirigirse el personal de hospitales y centros de salud, con el fin de orientar sobre una función “muy importante” en la vida del hijo y de la madre, aseguró la matrona del Hospital Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) de Tenerife Miriam Rodríguez Padrón, durante su participación en el curso Educación para la salud y actividades preventivas en enfermería pediátrica.
El seminario, que cuenta con sesiones teóricas y talleres prácticos, está dirigido por el experto en Endocrinología Infantil José Manuel Rial Rodríguez, pediatra del HUNSC, y forma parte de la programación de cursos de primavera de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Canarias.
“La lactancia materna es algo más que amamantar a los bebés”, dijo Miriam Rodríguez ante un público compuesto por profesionales del sector sanitario. Por este motivo, “es importante estar pendientes de las emociones de las mujeres en ese momento”, en el que deben recibir “respeto y empatía”.
El proceso de la lactancia formó parte del conocimiento de las mujeres, transmitido en las redes sociales protagonizadas por ellas. Este conocimiento se transmite actualmente a través del personal médico-sanitario en los hospitales, el personal de los centros de salud y las mujeres integrantes de los grupos de apoyo, que en España surgieron en los años 80 del siglo pasado. En Tenerife existen actualmente seis grupos de apoyo.
Miriam Rodríguez señaló diversas pautas que deben seguirse en hospitales y centros de salud para alcanzar una lactancia satisfactoria, según quedó establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Iniciativa Hospital Amigo de los Niños (IHAN), que ha dejado establecidos diez pasos que deben seguir los hospitales para garantizar una “lactancia exitosa”, explicó la matrona del HUNSC.
Se trata, en primer lugar, de garantizar que el hospital disponga de una política por escrito relativa a la lactancia natural que se desarrolle sistemáticamente por parte del personal sanitario, que, además, debe capacitarse debidamente. En tercer lugar, las embarazadas deben recibir información de los beneficios de la lactancia natural y de la forma en que se practica, para, más adelante, tras el parto, recibir ayuda al comenzar el proceso durante la primera media hora después del alumbramiento.
Las mujeres habrán sido preparadas para amamantar y para mantener la práctica de dar el pecho a sus hijos aun en el caso de que tengan que separarse de ellos, como ocurre con las cesáreas, entre otras situaciones. Por su parte, los recién nacidos deben tomar exclusivamente leche, sin otro tipo de alimento o bebida, preferentemente “a demanda”, y no deben usar biberones ni tetinas ni chupetes. Madres e hijos deben cohabitar durante las 24 horas, incluso mediante la práctica del “colecho”, que puede practicarse con ciertas medidas y que sigue siendo polémico en los hospitales, por falta de condiciones.
El contacto “piel con piel”, el “colecho”, las situaciones especiales asociadas a las cesáreas o partos complicados, el tiempo de lactancia mínimo y la necesidad de ofrecer apoyo y orientación a las madres, especialmente a las primerizas, son algunas de las claves que determinan el proceso de lactancia. Entre estos factores, la combinación de vida laboral y lactancia es complicada, dado que la OMS recomienda al menos seis meses de lactancia exclusiva y en España las bajas por maternidad son de cuatro meses. El dato contrasta con el de sociedades que apoyan la maternidad en general, y, en concreto, la lactancia, como son las de los países nórdicos, donde, al tener un hijo, las mujeres cuentan con una baja de doce meses y reciben del Estado el 80% de la retribución salarial.