El cineasta, premio Goya 2009 al Mejor Montaje por ‘Los crímenes de Oxford’, imparte un taller de montaje para cine documental en el Festival MiradasDoc
El Premio Goya al Mejor Montaje que Alejandro Lázaro ganó en 2009 por Los crímenes de Oxford, del director Álex de la Iglesia, no se le ha subido a la cabeza. El taller de montaje que imparte en estos días para el Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora MiradasDoc, que se celebra hasta este sábado en el municipio tinerfeño de Guía de Isora (Islas Canarias), se desarrolla en un ambiente cordial y, como él mismo dice, “de buen rollo”.
Lázaro es uno de los montadores más activos y con más talento del panorama cinematográfico español. A la hora de elegir, dice que preferiría montar cine documental, “si estuviese bien pagado”, antes que ficción. No obstante, opina sobre el documental que “la realidad filmada es una ficción más”.
¿Existen muchas diferencias entre el montaje para el cine de ficción y el documental?
En el taller he hablado de ambas cosas, sobre todo porque no hay gran diferencia entre ficción y no ficción. Podemos hablar de un film dramático o de un film que no tiene una intención dramática o un discurso narrativo, pero el documental como reflejo de la realidad siempre tiene elementos ficticios y elementos argumentales inventados. El primer documental que se rodó, Nanuk el esquimal, ya tenía recreación ficticia: se había partido el iglú para poder rodar, el pescado ya estaba pescado… La realidad filmada es una ficción más.
¿Qué parte del poder narrativo de una película radica en el montaje? ¿Hasta qué punto el montaje es capaz de decidir cuál es la versión definitiva de una película?
El montaje siempre es la versión definitiva de una película. Puede haber directores que confíen más en el montaje y dejen mano ancha a sus montadores para aportar ideas. Pero lo que sale de la sala de montaje, lo decida el director o el montador, es la versión final. Cuando existe un guion, ese guion pasa irremediablemente por el rodaje, que es la primera crisis importante que sufre una idea concebida. El rodaje supone limitar, acotar, definir los planos, y pasar del guion a lo que queda filmado es un proceso absolutamente crítico porque puede ser parecido o no a lo que se ideó inicialmente. Y luego viene reescribir en el montaje todo eso que se ha rodado. Esa reescritura es completa, plano a plano: hay que ver las intenciones del guion y ver lo que se ha rodado, y sobre eso intentar sacar un promedio.
Por lo tanto, ¿el trabajo de montaje se fundamenta en el guion?
El montaje tiene que tener como fundamento de trabajo el sentido de lo que se quiere contar, que puede estar en el guion o bien el guion puede pervertirse tanto durante el rodaje que todo cambia. Entonces tienes que buscar otra forma de contar lo que estaba en el guion pero no está en el rodaje. Y si apuestas por lo que está en el rodaje, estás creando una obra nueva y diferente.
¿Considera que el guion de un documental se materializa en la sala de montaje?
En muchos casos sí porque el guion de un documental está basado muchas veces en entrevistas, testimonios y situaciones, y ese trabajo de recopilación, de unidad, de ir hacia un sitio se resume muy bien en la sala de montaje. Es el lugar donde confluyen todos esos elementos. Si en el guion teníamos la idea de preguntar unas cosas pero el rodaje nos ha llevado a perfilar la película hacia otro sitio y ese camino es mejor, ¿por qué no aprovecharlo?
¿El Premio Goya da de comer?
Dicen que existe una maldición del Goya y que si recibes uno no trabajas, pero a mí no me ha pasado eso. Creo que el Goya es en muchos casos un reconocimiento profesional a una trayectoria. En otros es pura chiripa, pero en general tiene que ver con un reconocimiento, sobre todo si has estado varias veces nominado. También es un prestigio y un honor, pero es algo anecdótico. El trabajo hoy día está complicado en el cine, y tener un Goya a lo mejor te aleja de un trabajo porque te sube el caché.
¿Prefiere montar cine de ficción o documentales?
Si el documental estuviese un poquito mejor pagado, preferiría el documental porque si está bien rodado es un trabajo mucho más creativo. El documental es muy agradecido de montar.
¿Qué opina de MiradasDoc?
Hay muy buena gente, gente sencilla, y se ve que el festival está hecho con mucho cariño, con mucho amor y con muy buen rollo. Es un punto de encuentro que ofrece posibilidades de dar a conocer las películas documentales en España. Trataré de venir más veces.