Guía de Isora entró el domingo en ebullición con el encuentro que el escritor mantuvo con más de mil personas, a las que leyó fragmentos de su próximo libro
El escritor uruguayo Eduardo Galeano puso el pasado domingo en ebullición al tranquilo pueblo de Guía de Isora. Más de mil personas ansiosas por escuchar la palabra de uno de los más fieles retratistas de la realidad latinoamericana de los siglos XX y XXI asistieron al encuentro. La cita fue marcada como “conferencia” en la programación del VI Festival Internacional de Cine Documental MiradasDoc, que se celebra en Guía de Isora (Islas Canarias) hasta el próximo 5 de noviembre, pero se trató en realidad de una emocionada lectura de algunos fragmentos del libro Los hijos de los días, que será publicado el año próximo “si dios quiere y el diablo lo permite”, en palabras del autor.
El Auditorio de Guía de Isora se quedó pequeño para el encuentro de Galeano con el público tinerfeño, así que la organización habilitó una pantalla gigante y un patio de butacas en los exteriores. Entre el aforo de la sala y los cientos de personas que lo siguieron desde las calles y azoteas cercanas al recinto, el domingo tuvieron el privilegio de escuchar sus palabras más de mil personas. El autor de Memoria del fuego respondió en la segunda parte de su intervención a algunas preguntas del público.
El escritor comenzó su conferencia con una alabanza al cine documental, que calificó como “una invitación al viaje”. Algo parecido ocurre con sus libros, afirmó, pues con ellos intenta –y el domingo demostró que lo hace con maestría– “contar cuentos inspirados siempre en la realidad”. Los documentales, al igual que sus obras literarias, son el resultado de ese encuentro de los directores con una realidad y unos lugares que les dicen a los cineastas: “Vengan, que tenemos unos amigos que presentarles, y también algunos enemigos”.
Los hijos de los días es un conjunto de relatos muy breves que narran sucesos acaecidos a lo largo de la historia, sobre los que el periodista uruguayo se documenta rigurosamente antes de convertirlos en reflexiones llenas de ironía y con una profunda carga social. La obra está estructurada como un calendario –“el romano, que es el dominante, pero no el único que hay en el mundo”, recordó el autor–.
Así, cada día del año cuenta con uno o varios relatos. Por ejemplo, Galeano rememora que un 29 de febrero, “el día más raro del año”, le fueron concedidos ocho premios Oscar a la película Lo que el viento se llevó, una cinta “racista que añoraba los buenos tiempos de la esclavitud”, y el 12 de octubre de 1492 “los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo…”.
El Norte y el Sur
En el turno de preguntas del público, y cuestionado sobre si el Norte se ha convertido en el Sur, Galeano consideró que no vendría mal y que “no sería tan terrible” que eso ocurriera. “Todos podemos aprender de todos”, señaló el escritor uruguayo, que culpó de la actual crisis del Norte a esos “gemelos” nacidos en Washington en 1944 (el Banco Mundial y el FMI): dos Gobiernos que gobiernan a otros gobiernos aunque nadie les ha votado. También habló del movimiento de los indignados surgido en España, que calificó de sano, juvenil y pacífico a pesar de la “feroz represión que ha tenido en algunos países”, lo cual supone para él un “indicio de que el mundo no está condenado a repetir la historia” porque cambiar la realidad, concluyó de forma contundente, “no es un destino sino un desafío”.
En ese turno de preguntas, el autor de El libro de los abrazos tuvo tiempo para responder a las inquietudes del público tinerfeño sobre los recortes de la cultura en Canarias, unos recortes que no son exclusivos de las Islas porque “desde el punto de vista del sistema dominante la cultura es un artículo superfluo”. A los gobernantes “no les importa nada –puntualizó–, sólo les importan los presupuestos militares, que es el nombre artístico de los presupuestos criminales”. El escritor se quejó de que estos recortes hacen que la cultura sea “un privilegio de los poquitos que puedan pagarla”. Con su habitual toque irónico y mordaz, el uruguayo invitó al público a reflexionar: “¿A ustedes no les parece que este mundo está patas arriba? Todo está al revés. Hasta la izquierda está a la derecha y la derecha a la izquierda”, afirmó.
El arcoíris terrestre
Siguiendo la ronda de preguntas, Galeano señaló que para sus obras se inspira en la realidad: “Robo cuentos a la realidad, pero con su permiso”. La realidad es “una señora poblada de duendes”, explicó en un tono pausado y poético, que “me tocan el hombro y me dicen lo que tengo que contar”. En la misma línea de su discurso invitó a la revelación de los “fulgores y colores del arcoíris terrestre, que es más bello que los colores del arcoíris celeste”.
El autor de Las venas abierta de América Latina expresó su indignación por el hecho de que el trabajo ahora “no valga nada” y, en consecuencia, “los trabajadores tampoco”. Galeano apuntó que “estamos volviendo a los tiempos de la esclavitud” y los países “compiten para ver cuáles son las mejores condiciones de trabajo para los inversionistas y las peores para los trabajadores”. También recordó la desobediencia de los ciudadanos de Islandia a pagar la deuda de los bancos, lo que obligó al Gobierno a acatar el deseo de los islandeses, algo que “no es muy frecuente en las democracias modernas”.
Por último, Galeano dijo esperar “que veamos el fin de tanto sufrimiento en el Sáhara por esta humillación encarnizada desde que Franco y sus herederos han regalado la patria saharaui al reino de Marruecos”, un sufrimiento idéntico al que padecen los palestinos. “Todos tenemos derecho a tener nuestra patria y a recuperarla cuando está en manos de sus usurpadores”, concluyó.