La ciudadanía y la Administración Pública necesitan formación sobre el ejercicio práctico del nuevo marco jurídico
Las leyes canarias de participación ciudadana y de igualdad entre hombres y mujeres crean un nuevo marco jurídico que permite la construcción de una nueva realidad social, aunque para alcanzarla hace falta formación de la ciudadanía y de los gestores de las administraciones públicas y, especialmente, “romper la inercia”, asegura Israel Expósito Suárez técnico del Gobierno de Canarias especializadosen estos ámbitos y director del curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) Las leyes canarias de igualdad y participación: normas para una sociedad del siglo XXI, celebrado recientemente en Tenerife.
“Las leyes por sí mismas no cambian la mentalidad del pueblo al que van dirigidas”, explica Expósito, por eso “es necesaria su difusión, darlas a conocer, ya que el conocimiento de las herramientas que regulan es lo que propiciará la mayor participación ciudadana en los asuntos públicos”. En este sentido, es tan necesaria “una buena información y formación de la plantilla de las administraciones, de las asociaciones vecinales, de colectivos concretos”, así como llevar a la escuela “la cultura de la participación responsable en la toma de decisiones y en el seguimiento de las políticas”, según el director del curso.
El principal reto es “romper la inercia de hacer las cosas en la forma como nos las han enseñado toda la vida”; de otra manera no se podrá avanzar, enfatiza el técnico de Presidencia. Falta de conciencia, comodidad son los principales obstáculos que los técnicos señalan para el desarrollo de estas nuevas leyes, de forma que “necesitamos que las personas tomen conciencia de la necesidad de cambiar las cosas, de que estas leyes dicen algo importante y afectan al día a día de todas las personas”.
En la actualidad, los sistemas democráticos exigen entender la participación ciudadana como ingrediente esencial de la democracia, de manera que la nueva ley pretende estimular “la participación activa de la ciudadanía en el ejercicio del poder”, lo que permitiría “la construcción de una identidad colectiva” y la conformación de “un espacio público avanzado”. De la misma manera, la ley de igualdad entre mujeres y hombres insiste en “la necesidad de la participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, de formar órganos colegiados con representación equilibrada de ambos sexos y propiciar el acceso de las mujeres a los órganos de decisión y dirección”.