El geógrafo Pedro Dorta recuerda que los medios de comunicación están “en el eslabón central entre la población y quienes gestionan la alerta”
“Los medios juegan un papel importante durante el desarrollo del evento de una emergencia”. La afirmación es del profesor de Geografía Física de la Universidad de La Laguna (ULL), Pedro Dorta Antequera, director del curso Gestión y comunicación de riesgos y emergencias de origen climático en Canarias, organizado por la Universidad Internacional Ménendez Pelayo (UIMP), con la participación del geógrafo Sebastián Martín Pérez, que actúa como secretario del curso. El curso se celebra la próxima semana, del 28 de marzo al 1 de abril en la sede de la Cámara de Comercio de la plaza de La Candelaria, en la cuarta planta del Edificio Olimpo, en Santa Cruz de Tenerife.
El seminario está concebido como una herramienta para aclarar conceptos, explicar criterios organizativos y de funcionamiento de las estructuras de protección civil ante las emergencias de origen climático y otros asuntos relevantes, como los sistemas de predicción meteorológica. Por este motivo, el director del curso piensa en los periodistas como uno de los perfiles ideales del estudiante participante en el seminario. “El medio de comunicación no es consciente de su papel crucial en la transmisión de información en la cadena” social que afronta las eventualidades generadas por un estado de emergencia.
Para Pedro Dorta, ante estas situaciones, el medio de comunicación debe “limitarse a ser un cauce de contacto” entre quienes gestionan la emergencia y la población. Los problemas surgen cuando, aún inmersos en la situación crítica, el medio “persigue determinados intereses: obtener la primicia, subir las ventas o la audiencia”. En estos casos, se “genera muchísima confusión”, algo que puede incrementar “la vulnerabilidad” de una sociedad ante una emergencia, cuando falta conocimiento sobre cómo comportarse ante estas situaciones.
La organización de la protección civil es unos de los factores que intervienen en el grado de peligrosidad y los efectos de los estados de emergencia junto a la planificación territorial, que es un elemento que interviene a largo plazo. En Canarias, partimos de una planificación territorial que “deja mucho que desear”, afirma el profesor al señalar los amplios sectores de las Islas que están “muy expuestos” a los efectos de la lluvia, entre otros casos.
La protección civil, que actúa ante la emergencia cuando se produce, ha evolucionado mucho después de algunos acontecimientos, como el del 31 de marzo en Santa Cruz o el Delta, adquiriendo un mayor grado de profesionalización, de reglamentación y de formación de sus responsables. A la formación de los profesionales se suma un aumento constante de los recursos. Sin embargo, “los recursos son solo una parte del sistema frente a un determinado peligro”.
Un elemento esencial que convierte una situación de emergencia en un evento más o menos amenazante es la formación y el conocimiento de la población, un factor que actúa de manera determinante a la hora de ampliar o reducir la vulnerabilidad de una sociedad ante un evento de este tipo. Si bien es cierto que Canarias no se encuentra en una región del mundo amenazada por eventos como los ciclones o huracanes, la población de las Islas no sabe cómo actuar en los casos que nos afectan: “no existe la autoprotección de la gente; la población debe saber qué significa una alerta, o un aviso de nivel naranja o rojo. Hay una enorme confusión en este campo de emergencias y riesgos” y uno de los ejes de esta confusión está en los medios de comunicación, “porque se encuentran en el eslabón central que relaciona a quien gestiona la alerta con la población”.