Alejandro Rodríguez-Refojo, Isidro Hernández e Iván Cabrera rinden homenaje a la voz poética y al pensamiento dell autor gallego
Alejandro Rodríguez-Refojo (1972), Isidro Hernnández (1975), e Iván Cabrera Cartaya (1960), declararon ayer su “fascinación” y su “deslumbramiento” por la obra del poeta José ángel Valente, al que la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) dedica el curso José Ángel Valente: una perspectiva internacional, que concluye hoy. Los tres citados son algunos de los poetas jóvenes canarios que “no podían faltar” en un curso de estas características, según su director, el Catedrático de Literatura Española de la Universidad de La Laguna (ULL) Andrés Sánchez Robayna.
Su presencia en el seminario sobre el poeta orensano completa así una visión de su obra desde una perspectiva internacional, que ha contado con la participación de algunos de sus traductores que trasladan su obra poética al inglés (Louis Milton Bourne), francés (Jacques Ancet), italiano (Pietro Taravacci), checo (Petr Zadavil) y neerlandés (Bart Vonck) y que se ha enriquecido también con otras aportaciones, como las que han profundizado en la simbología mística del autor o en sus ensayos.
Precisamente, el trabajo ensayístico ha influido por igual que la obra poética en los autores canarios, según declaró para su caso Iván Cabrera, quien destacó como algo muy importante que el autor aúne a la creación poética la elaboración de un pensamiento crítico sobre la poesía y sobre el papel del poeta. En esta línea coincidió Alejandro Rodrígue-Refojo, quien manifestó su “deslumbramiento mayor con los libros de ensayo”, especialmente con Las palabras de la tribu y Variaciones sobre el pájaro y la red.
Quizá no sea casualidad, sino por motivos generacionales, los tres poetas coincidieron en indicar que conocieron a Valente a través de su libro No amanece el cantor (1992), una obra que “abre un enigma desde su propio título”, según Isidro Hernández. Hernández y Rodríguez-Refojo coincidieron en destacar la depuración de la voz del autor: “me atrajo enseguida esa voz seca, lacónica… no estaba preparado para apreciar cabalmente la desnudez y del despojamiento de esa voz”, expresó Rodríguez-Refojo, mientras queHernádnez confesó su “deslumbramiento total por esa depuración extrema del lenguaje”.
Entre el poeta y el ensayista, sin embargo, es difícil escoger, porque “toda la obra de Valente es ahora mismo imprescindible para mi”, dijo Alejandro Rodríguez-Refojo y no puede ser de otra manera con un autor que, en la poesía hispánica destaca “por la exigencia extrema por la depuración lingüística, por llegar a la definición, a la pureza”, así como su condición de “fuente fundamental”, porque “sabe beber de la tradición literaria” que le ha precedido, destacó Isidro Hernández: “es como un árbol que mira hacia abajo y también hacia las ramas, que es el futuro», señaló.