“Estamos en un país en el que aún quedan departamentos caciquiles en algunas empresas”
El realizador José Antonio Quirós define su película Cenizas del cielo como una tragicomedia en la que se reflejan las contradicciones que provoca el progreso. Cenizas… narra la historia de un hombre que cree que la firma del compromiso de Kyoto significará el cierre de la central térmica que contamina el precioso valle en el que vive. Se trata de una tragicomedia, porque el tema se aborda “con humor y mala leche”, dice su director, que en estos días ha tenido la oportunidad de encontrarse con el público que asiste a la presentación de su película en el cine Chimisay.
Cenizas del cielo concurre en el concurso de Largometraje de Ficción en la sección oficial de la XIV edición del Festival de Cine Ecológico y de la Naturaleza de Canarias que se celebra esta semana en Puerto de la Cruz. La forma en la que el protagonista se aferra a su tierra en esta historia, su relación con la naturaleza es el vehículo con el que Quirós ha “conseguido llegar a la emoción”.
El realizador explica que la película no ofrece una respuesta definida en torno al problema medioambiental que afecta a los personajes de su historia. La conclusión final la debe alcanzar el espectador. “No me gustan los discursos”, afirma tajante Quirós, quien señala que ha escogido el terreno de la ficción para contar esta historia porque “los documentales se prestan al discurso”, mientras que su película “va por varios caminos”. “Es una película de pequeños detalles que permite al público formarse sus propias conclusiones”.
El cineasta recuerda con emoción la filmación, en el verano de 2007, que fue complicada, con un equipo de 200 figurantes, 160 actores, 90 técnicos y un rodaje en exteriores, sometido a la imprevisibilidad de la lluvia y el sol en el clima cambiante de Asturias. Pero lo más complicado del rodaje fue la relación con la central térmica que aparece en la película y sus gestores. ”Seguimos en un país con departamentos caciquiles en algunas empresas”, concluye después de esta experiencia.
En cambio, la colaboración del alcalde de Soto de Ribera y la acogida de sus doscientos habitantes facilitó las cosas y les permitió formar una pequeña familia que aún mantiene sus vínculos.
El director destacó la importancia de la existencia de festivales de cine como el que se desarrolla en Puerto de la Cruz desde el pasado 16 de mayo. “Un festival es imprescindible, debe ser imprescindible”, reitera, destacando la importancia de la cultura incluso desde su capacidad para generar actividad económica.